viernes, 29 de abril de 2011

As partes do libro

Unha fermosa e didáctica presentación da Biblioteca Pública da Coruña que nos ilustra sobre as partes dun libro e da metodoloxía usada para clasificalos na Biblioteca.

miércoles, 27 de abril de 2011

O lector de biblioteca xa leva un «e-reader» á súa casa


A Ánxel Casal de Santiago é das primeiras de España en prestar o dispositivo de lectura electrónica aos seus usuarios
Manuel Beceiro, Santiago / La Voz de Galicia/ 27-4-2011

A Biblioteca Pública Ánxel Casal é desde onte mesmo unha das poucas biblioteca españolas, exactamente 15, que contan cun novo servizo: o préstamo de dispositivos de lectura de libros en formato electrónico. A súa directora, Carina Fernández Faya, presentou esta nova prestación que ofrecerá a Ánxel Casal para, segundo explicou, «facer accesible a información e a cultura a todos vos seus usuarios», obxectivo de toda biblioteca pública. Os lectores, xa que logo, xa teñen á súa disposición 48 destes aparellos: 20 para levar ao seu domicilio, 8 para consulta na sala e outros 20 para os integrantes dos seus clubs de lectura.
Pero a novidade do servizo que presentou a biblioteca radica na posta en funcionamento, por primeira vez en España, dunha plataforma elaborada pola Dirección Xeral do Libro e Bibliotecas, desde o que os usuarios poderán descargar eles mesmos, nos dispositivos que se lles prestarán, os libros en formato electrónico que aparecen no catálogo da plataforma. Nela inclúense obras literarias en español, inglés, francés e alemán, así como ligazóns a sitios como o Proxecto Gutenberg e Bivir (Biblioteca Virtual dá Asociación de Tradutores Galegos) para a descarga de libros en galego.
A cultura e a información, como ben destacou a directora, viñan utilizando o libro e as publicacións periódicas impresas, pero desde finais do século pasado novos soportes electrónicos veñen abrindo paso, como o cederrón ou o deuvedé, aos que lles sucede posteriormente a irrupción da rede Internet.
Non discriminación
As Biblioteca Ánxel Casal, para non discriminar aos usuarios que non teñen recursos que lles posibiliten acceder a estes aparellos, puxo en funcionamento ordenadores para conectarse a Internet, wifi para que a xente con computadores puidese conectarse, e desde este mesmo mes a prestación de computadores portátiles aos usuarios que carezan destes aparellos.
«Cada vez tratamos de estar máis ao día non que son as novas tecnoloxías e todos aqueles aparellos ou ferramentas por onde circula a información e a cultura», explicou na presentación do novo servizo Carina Fernández. Por todo iso, a biblioteca pública compostelá pretende agora pór o acento no novo modo de acceder aos contidos mediante os libros electrónicos (e-books) e os aparellos lectores dos mesmos (e-readers) que nos últimos anos están a ter cada vez maior implantación.

lunes, 25 de abril de 2011

Libros en el 'gulag'

MÓNICA ZGUSTOVA 24/04/2011 (El País)
Hace dos semanas, en Moscú, visité a varias mujeres que habían pasado su juventud en el gulag estalinista. Para llegar a sus apartamentos en los enormes bloques de pisos de paneles prefabricados llamados jrushchovki, era preciso coger el metro y luego el tren o el trolebús. Allí, en la periferia de la capital, las expresas políticas me recibieron con la proverbial hospitalidad rusa. Nunca rehabilitadas del todo, recordaron los años de su cautiverio no sólo con horror. Varias de ellas me confesaron que sin esa experiencia su vida hubiera resultado incompleta.

Me costó entenderlo. Primero pensé que defendían su juventud en el gulag porque no tuvieron otra. Pero a medida que la conversación avanzaba y me mostraban sus fotos y sus libros (todas ellas erigieron en sus humildes pisos unas bibliotecas admirables), lo fui comprendiendo. Lo excepcional que esas mujeres encontraron en el gulag fue la amistad: una amistad invulnerable, abnegada, firme.

Gaira Artiómovna Vesiólaia me enseñó pequeñas libretas hechas a mano: la poesía que se escribía en el gulag. "Puesto que los libros estaban prohibidos, por las noches recitábamos de memoria esos poemas que habían compuesto algunas de nosotras; preferíamos dormir menos y humanizarnos, elevarnos con la poesía," me explicó Gaira. Entonces recordé mi reciente encuentro con Irina Emeliánova, la hija de Olga Ivínskaia que fue el último amor de Borís Pasternak y en quien éste se inspiró para crear el inmortal personaje de Lara, la heroína de Doctor Zhivago. Irina me contó que, tras la muerte de Pasternak, tanto su madre como ella habían ido a parar al gulag. Allí Irina se enamoró de un preso, traductor de poesía. Los dos enamorados se comunicaban ocultando poemas entre los ladrillos del muro que separaba el campo de las mujeres del de los hombres. Él le dejaba poesías francesas, ella poemas de Pasternak en minúsculos trozos de papel.

Valentina Grigórievna Íevleva, actriz que había pasado ocho años en el gulag de Kotlas, un desierto helado, por haber sido la hija de un "enemigo del pueblo" (a su padre lo fusilaron en los años treinta), compartió conmigo un recuerdo. Una vez, tras una brutal paliza que le infligieron los guardianes del campo, tuvieron que intervenirla en una mano. En la barraca de la enfermería por milagro encontró un libro: Guerra y paz. Era el primer libro que tocaba en muchos años. Mientras se recuperaba de la operación lo leyó a escondidas, y tan pronto lo acababa, volvía a empezarlo con avidez. Así, a falta de otros libros, leyó la novela de Tolstói cuatro veces. Al salir del gulag, la habitación que alquilaba, se llenó de libros hasta el techo: "Me pasaba los días y las noches leyendo. Era insaciable," confesó Valentina, hoy minusválida. "Puesto que después del gulag no pude rehacer mi vida -la gente desconfiaba de una antigua presa-, los libros dieron sentido a mi existencia."

Galina Stepánovna Safónova es más joven que las demás porque nació en un gulag siberiano, en los años 40. Puesto que la barraca, que de niña compartía con su madre y otras presas, era lo único que conocía de pequeña, lo vivía como algo natural. Y hasta hoy conserva los libros que las presas confeccionaron para ella. Tomé uno al azar, Caperucita roja: papeles de distinto tamaño, cosidos juntos a mano; en cada página dibujos hechos con lápices de colores: Caperucita con su cesto de regalos; el lobo con la abuela; Caperucita con el lobo disfrazado... y el texto del cuento inscrito con pluma. "¡Qué feliz me hizo cada uno de esos libros!" exclamó Galina: "De niña esos fueron mis únicos puntos de referencia culturales. Mire, los he guardado toda la vida, ¡es mi tesoro!".

Elena Vladímirovna Márkova, que había pasado más de 10 años en un régimen especialmente duro en las minas de Vorkutá, en la taiga más allá del círculo polar, me enseñó un libro de Pushkin, adornado con antiguos grabados, impreso en 1905. "En el campo, este libro de procedencia desconocida, pasó por centenares, tal vez miles de manos. Los libros tienen sus vidas, sus historias y destinos, igual que los hombres." Elena me mostró también un archivo de cartas que le habían mandado a escondidas, de una barraca a otra, algunos presos: filósofos y escritores. Con sumo cuidado toqué esos pedacitos de papel, llenos de una letra minúscula medio borrada, y constaté que hablan de Kierkegaard, Goethe, Beethoven, Gogol. Al salir del campo, a los 37 años Elena se puso a estudiar en la universidad para luego convertirse en una destacada especialista mundial en cibernética. Abandonó su carrera al cumplir los 80, hace siete años. "Todo eso gracias a los escasos libros que pude tocar en el gulag," concluye, y exclama: "Nadie se puede imaginar lo que para los presos significaba un libro: ¡era la salvación! ¡Era la belleza, la libertad y la civilización en medio de la barbarie!"

Monika Zgustova es escritora.

jueves, 21 de abril de 2011

Y María vendió un millón


NA NOSA BIBLIOTECA
Reconstruimos el relato de cómo se forjó el último e inesperado best seller de la literatura española, escrito por una autora de la que nadie había oído hablar. Una profesora que decidió escribir una novela de amor e intriga inspirándose en sus recuerdos familiares y terminó convirtiéndose en un fenómeno editorial en este país
JESÚS MIGUEL MARCOS MADRID 22/04/2011
En otoño de 2006, María volvió a Tetuán. Esta vez, vio cosas que no había visto antes. No es que la ciudad donde vivió su abuelo 30 años y donde nació su madre hubiera cambiado. Todo seguía más o menos igual que en sus otras visitas. Quien había cambiado era ella. "Iba con ojos de buscar otra cosa", recuerda. Quería una novela, la primera.
Lo único que tenía claro era el escenario, Marruecos, y era así porque allí había vivido su familia, la conexión íntima necesaria para que prendiera la mecha de la escritura. Pero le faltaba el resto. Investigó: ¿Qué pasaba en el Tetuán de mi abuelo? Habló con Francisco, presidente de una asociación de antiguos residentes, y también con Ricardo, un español que todavía vive allí y que le hizo de cicerone: "Me abrió mil puertas". Luego acudió a la familia: su madre, claro, pero sobre todo sus tías Paquita y Estrella, mayores que su madre y, por tanto, con más años de residencia en Tetuán.
Ellas le dibujaron el decorado, pero la trama se la dio Juan Luis Beigbeder, ministro de Asuntos Exteriores con Franco. "Él marca el arco temporal de la novela, desde 1935 al 1943. Es un personaje fascinante, con muchas luces y muchas sombras, contradictorio, enigmático, gran seductor, muy listo, muy culto, mujeriego, con una vida muy intensa, pública y privada", explica María.
Juan Luis será un ancla, pero el timón lo maneja Sira Quiroga, la protagonista, una modista que le va contando la historia a María antes incluso de sentarse ante el ordenador. A la autora le empieza a faltar tiempo. Por momentos, Sira Quiroga va más rápido que ella, porque la protagonista de la novela no tiene que trabajar, pero María sí (es profesora en la Universidad de Murcia). Tomó decisiones: "La guerra la traté muy de refilón. Plasmé cómo se vivía en Tetuán enla posguerra, sin hacer hincapié en lamiseria, sino en la actuación de las potencias extranjeras".
Los personajes asaltan a María
Nunca había escrito un libro y empezaba a entender lo que eso significa. La rutina del día a día se desvanecía. Se olvidaba de cosas. Los personajes de la novela la hablaban cuando menos lo esperaba. Le chupaba la ficción. "Algunos personajes se te van un poquito de las manos, se dislocan un poco, pero luego los puedes controlar", relativiza ella ahora, aunque sus peleas tendría.
La más rebelde fue Sira Quiroga, claro, la costurera que cataliza todos los ingredientes de la novela: amor, odio, intriga, traición, pasión, glamour... La escritora le había planificado una identidad, pero en el tramo final del libro la protagonista se rebeló con una contundencia inesperada. "Creció más y mejor de lo que yo imaginaba", afirma la autora.
María escribió la última frase de la novela sin haber terminado de escribirla. Fue así, un día cualquiera. Se levantó por la mañana y Sira Quiroga le guió página a página hasta el momento decisivo del desenlace, hasta estas últimas 23 palabras, dos comas y un punto: "Al fin y al cabo, nos mantuvimos siempre en el envés de la historia, activamente invisibles en aquel tiempo que vivimos entre costuras". El final del libro. Todavía le quedaban partes por desarrollar, pero el círculo ya se había cerrado.
Antes de peinar los flecos de la novela, María le escribió un mail a Lola. Lola es una agente literaria y no conocía de nada a María, pero la propuesta le hizo tilín. "Cada día recibimos muchísimas solicitudes. Pero esta estaba muy bien hecha, bien estructurada y presentada. Era un buen resumen de la historia". Lola le pidió que se la enviara y María le mandó las primeras cien páginas. "Manejaba unas claves que lo hacían un buen libro. Además de la intriga y el romanticismo, era una historia de superación personal de una mujer luchadora, en un momento histórico reconocible y con un toque de glamour muy interesante", explica Lola.
La contrató. María iba rematando la novela y se la mandaba a Lola "a cachitos". Y Lola, en su oficina, y también en casa, se iba entusiasmando. "Es otra forma de leer un libro", dice Lola, que en ese momento ya estudiaba a qué editorial le podría interesar. Se acordó de Raquel, editora de una empresa importante que casualmente estaba abriendo una línea nueva de narrativa de ficción. "Por el estilo y el tema, esta le puede gustar a Raquel...", pensó Lola. La respuesta de Raquel no tardó: "¿Te paso oferta?". La novela había llegado a casa.
Belén, directora de la editorial, decidió comprar la novela por el entusiasmo que mostró Raquel: "Me dijo que había encontrado una joyita de una autora desconocida". Pocos días después, María viajó de Cartagena a Madrid para conocer al equipo de la editorial y comenzar el trabajo de edición del libro. A Belén le llamó la atención la ilusión de María y, sobre todo, lo agradecida que se mostró en todo momento. "Pensé que era la cómplice perfecta para la lucha que en ese momento se iniciaba. Dos años después, me reafirmo por completo: su entrega y cercanía han sido decisivas", confiesa.
En el túnel de lavado editorial
A partir de ese momento, Raquel comienza a trabajar en la novela de María. Corrige erratas, descarga el texto de repeticiones, le sugiere algún cambio, encaja el texto en la maquetación... "La verdad es que no cambió mucho. Raquel fue muy cercana", dice María, que se volcó mucho en esta parte del proceso, algo que no todos los autores hacen.
La novela de María no era una apuesta importante de la editorial. Tratándose de una recién llegada, se le dio el tratamiento habitual para los debuts. Cuando Raquel ya avanzaba con el texto, Belén reunió a todo el equipo: edición, diseño, marketing y departamento de prensa. Les contó quién era María, la trama de su novela y a qué público podría ir dirigida. En ese momento, se habló de que el objetivo era el sector femenino. Germán, el director de arte de la editorial, pensó en poner a una mujer en la portada.
Fue la propia María la que le dio la idea final, sugiriéndole utilizar una pintura de Jack Vettriano. "Normalmente no sugieren nada, pero si lo hacen, lo valoramos, porque es el autor y conoce su novela. En este caso acertó. Además de escribir buenas novelas, trajo buenas ideas", indica Germán, que de inmediato se puso en contacto con la agencia que gestiona la obra del pintor escocés. Preparó siete u ocho modelos de portada con diferentes cuadros y se los envió a María, que eligió uno de tonos azules en el que aparece una mujer de perfil, de pie, con mirada pensativa y sosteniendo una rosa en las manos. Quizá Sira Quiroga había tomado cuerpo, por primera vez.
El 10 de mayo de 2009 se imprimió la primera tirada, 3.500 ejemplares, listos para estar en las tiendas el 9 de junio. "Era un libro más. Cuando una novela es especial, las editoriales la apoyan con publicidad, algún cartel o te dicen algo los mismos comerciales. En este caso, no hubo nada", recuerda Fernando, un librero del barrio de Vicálvaro (Madrid).
Coincidió, además, que ese mismo mes salía a la venta la tercera entrega de la trilogía Millenium, de Stieg Larsson, con lo que las posibilidades de llamar la atención desde las estanterías se reducían considerablemente, sobre todo, si eres una desconocida. No fue una salida impactante, pero el 20 de junio, 11 días después de publicarse, la editorial ordenó tirar una segunda edición, esta de menos ejemplares, 2.400. Como bien recuerda María: "No fue una salida impactante. Todo fue poco a poco".
La novela se publicó justo antes del verano, una época propicia para el boca a oreja, "ya que es un tiempo en el que la gente lee más", afirma el librero Fernando. A finales de julio, dos tiradas más de 3.000 ejemplares, casi consecutivas, indicaban que la salud de la novela era fuerte. Cuando Fernando volvió a su librería en septiembre, cuatro clientes le pidieron el libro de María. "Rápidamente hablé con la editorial".
En octubre, un periódico nacional de gran tirada publicaba un artículo sobre el libro, entrevistando a la autora, pero dedicándole tan sólo una sola columna. "He querido escribir una novela ágil que interese y atrape al lector, una obra que recrea un mundo ya perdido y poco conocido, y donde a los personajes les pasan muchas cosas", le dijo María al periodista. A ella, que tenía experiencia dirigiéndose cada día a 200 alumnos como profesora de universidad, no le preocupaban excesivamente las entrevistas.
Avalancha de ejemplares
Las recomendaciones entre lectores y las apariciones en prensa, modestas pero continuas, incrementaban las ventas día a día. A finales de noviembre, Belén llamó a María para darle una noticia: "La tirada de Navidad va a ser de 25.000 ejemplares". Se trataba de la décima edición. A mitad de la Navidad llegó la undécima: otros 10.000 ejemplares más. Germán no daba abasto: "Llegabas un lunes a la editorial y... ¡otra reedición del libro de María! Era una locura. Se paraba todo y nos poníamos a trabajar en él. Al final nos daba más trabajo, pero lo hacíamos con ganas".
Lo de cambiar la portada ni se lo plantearon. Una regla básica del negocio: si una cosa funciona, no la cambies. María se tenía que multiplicar para atender a sus clases en Cartagena y conceder entrevistas. En enero de 2010 ya ocupaba una página entera de otro diario nacional y la llamaban los principales popes de las ondas matinales. En uno de esos programas, la escuchó José María, un jubilado de 64 años de Madrid: "Apunté el título en un post-it, siempre los tengo a mano... Al día siguiente fui a la Casa del Libro, la de la plaza del Celenque. Luego lo he visto mucho por ahí, en el metro y el autobús. Y en unas actividades para mayores a las que voy, muchos lo han leído. Fue uno de esos libros que me enganchó y en diez días ya lo había leído". A Paquita, una profesora jubilada, el libro se lo regalaron. "Me lo llevé en un viaje a Almuñécar y cuando llegamos ya lo tenía por la mitad. Te atrapa", responde, antes de contar con entusiasmo algunos lances de la trama.
El 17 de marzo de 2010 la tirada ya era de 50.000 copias. "Nadie lo imaginaba en el primer momento", recuerda Belén. En la Feria del Libro de Madrid, las colas delante de la caseta de María no tenían fin. ¿Qué había ocurrido? "La clave son los lectores, que se contagiaron y se lo recomendaban unos a otros, diciendo que estaban leyendo un libro que no les dejaba dormir por las noches. Una tela de araña y... hasta aquí", dice exultante María que, a día de hoy, ha despachado 875.000 ejemplares en España.
El libro ya está vendiéndose en Italia y Portugal. En mayo se publica en Francia, Alemania y Holanda y en noviembre llega a EEUU. María ha pedido una excedencia en la universidad y ya prepara su siguiente novela. "Está con alfileres...", adelanta. Otro libro entre costuras

domingo, 10 de abril de 2011

Colección mamut


NA NOSA BIBLIOTECA
A editorial Bang Ediciones tivo o acerto de publicar a colección mamut, Mi primer cómic. Bandas deseñadas pensadas para o máis pequenos cun deseño moi atractivo. Esta dividida en tres idades, para os que comezan a ler e para os que aínda non saben.
A partir de 3 anos as historias a penas teñen texto, os debuxos son a base do relato, con viñetas que son máis que ilustracións. A partir dos 6 anos mistúranse as linguaxes visuais e literaria creando unha serie de historias que enlazan coas fantasías dos cativos e o seu entorno. A partir dos 9 anos os libros teñen máis vocabulario e as narracións son máis complexas, pero igual de entretidas.
Unha colección máis que recomendable para iniciarse na lectura, pero tamén para pasalo ben, admirando a fermosura da tipografía e a creatividade das historias.

miércoles, 6 de abril de 2011

Nunha illa no medio do mar


NA NOSA BIBLIOTECA
03.04.2011 OQO Editora non para de sorprendernos e convídanos para que nos somerxamos nun océano inconmensurable de imaxinación. Hoxe presentamos ‘A sesta dos Enormes’ e ‘A visita dos domingos’
TEXTOS: ROMINA BAL FOTOS: OQO EDITORA. Galicia Hoxe
Burbullas de cangrexo adurmiñado, murmurios de escuma, golfiños acróbatas, sementes que deixan os soños... Un monstro que me acompaña asustando a toda a xente. Coa puntiña dos dedos tes a oportunidade de pasar as páxinas de dous marabillosos volumes.
Oqo Editora volve presentarnos novidades. A importancia de ler vese sobre todo no desenvolvemento dos cativos, na asimilación dos conceptos e inflúe de xeito positivo no seu comportamento.
En A visita dos domingos, ilustrado e escrito por Matteo Gubellini o enxeño da escrita mantén o lector durante todo o conto á espreita de como un cativo pode andar por fóra cun monstro. Incluso pensamos se non será un amigo imaxinado, ata que finalmente descubrimos que se trata dun dos piares básicos na infancia do neno, o seu papá.
Os nenos senten atracción polos personaxes fantásticos e gozan créndose protagonistas de mundos imaxinarios. A imaxinación permítelles vivir outras realidades, moi diferentes ás súas.
Este conto enxalza a importancia da implicación dos pais para potenciar e alimentar a imaxinación dos nenos, tan necesaria para a creatividade tanto de pequenos como de adultos. "O xogo entre pais e fillos, a través da ficción e da fantasía, é moi importante", igual que sentar e xogar con eles. Igualmente, podemos empregar o conto para que lles perdan o medo.
A sesta dos enormes, o outro libro que hoxe recensionamos é a delicadeza feita conto e unha invitación a soñar. O feito de que nos conten contos de pequenos, na beira da cama é para que nos somerxamos de cheo nun mar de soños que desemboca en creatividade e enxeño.
Os Enormes foron pasar o día na praia. Saltaron as ondas, fixeron castelos de area, buscaron cunchas e xogaron co papaventos. Cando chegou a hora da comida, os cinco sentaron baixo o parasol e, nun abrir e cerrar de ollos, devoraron os bocadillos. Os nenos sempre lacazanean á hora de durmir, sexan da familia dos Enormes, ou dos humanos. Ante estas situacións, un conto é o mellor aliado.
Con todo, non a todos nos atrapa a mesma historia e cómpre personalizalas e adecuar o relato ao interese de cada un. Isto é o que fai maxistralmente A sesta dos Enormes, este conto escrito por Pep Bruno e ilustrado por Natalie Pudalox. Catro historias que conflúen noutra cun extremo coidado de lingua. Un libro máis que recomendado que potencia o coñecemento dos animais do mar e que estimula o mundo marabilloso que cada cativo debe ter.
Lembrade que ler un anaquiño é moi importante a todas as idades.