sábado, 26 de febrero de 2011

La biblioteca pública se une al libro electrónico

OverDrive facilita el préstamo, que a los 14 días desaparece del aparato
DAVID ALANDETE / JAVIER MARTÍN - Washington / Barcelona - 26/02/2011
Estados Unidos está viviendo una de las mayores transformaciones que ha experimentado el mercado editorial en décadas, tal vez siglos. La imprenta está quedando poco a poco obsoleta. Hasta la fecha, los libros habían quedado al margen de la profunda metamorfosis que han vivido los sectores de la música y el vídeo desde el auge de Internet.
Ahora, sin embargo, una nueva generación de lectores electrónicos -más delgados, más portátiles, más cómodos de leer- ha revolucionado el mercado. Amazon, líder con su Kindle 3, ha incluido recientemente en sus servicios el préstamo de libros. Otros aparatos, como los que usan el software para tabletas de Apple y Google, han optado por aliarse con las bibliotecas públicas. Son viejos servicios, prestados a través de nuevos medios.
Las empresas están probando nuevas iniciativas que le eviten al sector editorial una sangría como la que vive el mundo de la música. Amazon ha probado con el préstamo: el propietario de un libro puede cederle a alguien el documento, en el formato azw, propio del Kindle, durante un máximo de 14 días.
El libro desaparece del aparato del prestamista y aparece en el del prestatario de forma temporal, para luego regresar a su alojamiento original. El resto de plataformas permiten el préstamo, además, por parte de bibliotecas públicas. La empresa norteamericana OverDrive ha diseñado un programa que deja a esas instituciones pagar una licencia y prestar los títulos como si fueran libros físicos.
Ese sistema de préstamos, implantado en diversas ciudades norteamericanas, es compatible con el iPad de Apple, la plataforma Android de Google y los lectores de Barnes & Noble, Sony y Kobo.
Con OverDrive se acabó el tener que acudir a la biblioteca a elegir libros. Se puede hacer desde el propio aparato con una conexión a la Red. Tampoco habrá más multas por retraso. Pasado un periodo de 14 a 21 días, el título desaparece y regresa a los servidores de la biblioteca de la que ha sido alquilado. El sistema de bibliotecas públicas de Washington ofrece ya al público 25.000 títulos en préstamo, una cifra que va en aumento.
Con OverDrive tampoco es imprescindible el lector electrónico, ya que el libro se puede descargar en teléfonos y portátiles. Más de 13.000 colegios y bibliotecas emplean el sistema en Canadá y Estados Unidos. Para ello, el lector debe descargarse una aplicación en su aparato (ya lo han hecho más de 100.000 personas) e identificarse como socio de la biblioteca.
Todo ello suena a ciencia ficción en España. Aparte de que no se encuentran las novedades y de que el precio de venta al público (y a las bibliotecas) sea mucho más alto que en aquel país, el servicio de préstamo bibliotecario de libro digital no existe, lo que no quiere decir que no haya libros digitalizados, principalmente antiguos.
El Ministerio de Cultura anunció en enero la primera fase de puesta en marcha de un curioso, cuando menos, programa de préstamos de libros digitales. Según el comunicado oficial, "se ha dotado de una media de 50 dispositivos a 15 bibliotecas públicas del Estado, con el fin de que pongan en marcha un servicio de préstamo a domicilio tanto de los aparatos lectores como de las obras en dominio público que contienen los e-readers y que estarán precargadas, bien en el propio dispositivo, bien a través de tarjetas SD".
La directora de la Biblioteca de Guadalajara, Blanca Calvo, se sorprende del préstamo del aparato. "¿Acaso prestábamos gafas para leer, por qué sí lectores electrónicos?".
El ministerio ha destinado a este programa 130.000 euros, que se van principalmente en comprar los aparatos, ya que los títulos, como dice la nota, son de dominio público. O sea, de Machado hacia aquí, poco.

jueves, 24 de febrero de 2011

Al abuelo Cebolleta le llevan al asilo

La estrambótica familia ideada por el genial Manuel Vázquez cumple 60 años con la reedición de sus historietas más memorables

NA NOSA BIBLIOTECA
IVÁN DE MONEO | Madrid 08/02/2011
Primeira historieta da Familia Cebolleta, 1951
La familia Cebolleta, el costumbrista y castizo retrato de los avatares de una familia española durante los años más ásperos del franquismo, cumple 60 años. Ediciones B lo celebra con la publicación este miércoles de una colección que recoge las 43 historietas más célebres del serial concebido por el dibujante Manuel Vázquez (Madrid, 1930 - Barcelona, 1995) a comienzos de la década de los 50 y cuyo humor absurdo sigue vigente medio siglo después. Un tesoro para coleccionistas y seguidores de los autores que alumbró la extinta Editorial Bruguera, entre los que Vázquez ocupó un lugar privilegiado como maestro de sus compañeros de lápiz y papel.
Pero, dejando de lado el factor nostalgia, ¿qué queda de esa familia apolillada y antigua en la actual sociedad española?. "La familia Cebolleta de hoy en día sería una familia absolutamente desestructurada. El padre estaría en el paro, la madre trabajaría de cualquier cosa y los hijos estarían con 30 años todavía en casa y no respetarían ninguna autoridad. Y el abuelo, la figura más carísmática del tebeo, estaría recluido en una residencia". El catalán Antonio Guiral, experto en cómics y autor de By Vázquez, valora así cualquier intento de encajar el modelo de familia que retrató durante dos décadas Vázquez en la España actual.
"La sociedad que trataba la familia Cebolleta era la propia de la posguerra española y más adelante la de la España de los años 60, con el pluriempleo y los planes de desarrollo de aquél entonces. Actualmente la situación de crisis mundial es otra. Aunque las situaciones personales de carestía y vida difícil no difieren mucho de aquéllas", explica por su parte Manuel De Cos, editor de Cómic de Ediciones B.
En aquel lejano 1951 un jovencísimo Manuel Vázquez comenzaba a despuntar en el sombrío panorama español del humor gráfico con creaciones como La familia Cebolleta o Las Hermanas Gilda. Fue en las páginas de El DDT contra las penas, una revista semanal de la Editorial Bruguera dirigida al público adulto , donde se publicó la primera historia de la iconoclasta familia Cebolleta, muy alejada de los usos y costumbres del momento y poco impregnada de los valores que promulgaba el nacionalcatolicismo.
El padre de familia, Don Rosendo, un señor calvo con pajarita entregado a un trabajo de oficinista con horarios leoninos, "no era precisamente la persona más respetada, sino de la que abusaba el resto de la familia y a la que pedían constantemente dinero. No tenía ningún dote de mando", explica Guiral. Doña Leonor, la madre y ama de casa, perdía las horas en frívolos cotilleos sobre ropa y en dilapidar el dinero de su marido, y el abuelo de largas barbas blancas y eterno pie enyesado "era un hombre terriblemente pesado y egoísta, al que solo importaba contar sus interminables batallitas", recuerda Guiral. Por último, estaba el pequeño y travieso Diógenes.
Este elenco de alocados personajes tenía su contrapunto en el loro Jeremías, un animal cargado de cinismo y que, a diferencia de sus iguales, "no repetía lo que dicen los demás, sino que era la voz crítica con conciencia propia que decía lo que no pueden decir los seres humanos". Además, en contraste con la coetánea familia Ulises, de Joaquín Buigas, director de TBO, y el dibujante Marino Benejam, aquí la sátira es feroz y nada amable y sus miembros apenas tienen relación entre sí. Cada uno va a lo suyo. "Es un humor sarcástico para evidenciar las contradicciones del entorno familiar y laboral", resume Guiral.
La censurá terminó con la hija guapa
Un mosaico de personajes irreverentes y situaciones absurdas que, como el resto de historietas de la época, tuvo que lidiar con la implacable censura franquista. "La censura atacó bastante a mi padre", confiesa Manuel Vázquez, hijo del dibujante. "De hecho introdujo a una hija guapa con diferentes novios que no duró muchos años, desapareció rápido", recuerda. La tijera también lastró otras obras del autor. "Las hermanas Gilda eran dos solteronas con novios nuevos cada dos por tres, que se dedicaban a salir a menudo con hombres. Ese era el espíritu inicial del tebeo. Pero duró poco...", lamenta su hijo.
Bruguera tampoco quería encontronazos con el régimen y, como recuerda Guiral, también ejercía un importante grado de autocensura. "En sus viñetas había una clarísima referencia a la actualidad social y cotidiana de la época con muchas críticas a la institución familiar". La creatividad de Vázquez, no obstante, no tuvo tantos problemas como otras para convivir con ese clima asfixiante ya que sus dardos se cebaban con los usos sociales, un ámbito donde los censores, volcados en aplacar cualquier atisbo de crítica política, eran mucho más permisivos y perezosos.
Al contrario de lo que pueda parecer, las peripecias de los Cebolleta iban dirigidas inicialmente a un público adulto. Y tenían bastante éxito. Como explica Guiral, "cada tebeo podía ser leído por hasta diez personas, porque pasaba de mano en mano por toda la familia. Además, había lugares en ciudades como Madrid o Barcelona donde se alquilaban tebeos. Las barberías también eran como quioscos, Allí los hombres hojeaban, además de los periódicos, muchos tebeos. En resumen, las historias llegaban a mucha gente".
Quizá por esa popularidad, la mordaza a la libertad creativa se fue apretando y en consecuencia los tebeos sufrieron una progresiva infantilización, como coinciden en señalar Guiral y De Cos. "Desde su creación el carácter de esta serie de Vázquez es mucho más ácido que a partir de 1957 en que el efecto de la censura en los tebeos infantiles hace que todos los autores hayan de dulcificar sus temáticas", explica Guiral. "Vázquez era tan buen creador, que supo suplir las directrices de la censura, imprimiendo un sentido del ritmo y del gag, aún más perfecto si cabe que en la anterior etapa", añade De Cos.
El mayor legado de la serie es la figura del abuelo cebolleta, que aunque no fue concebido por su autor como el protagonista (lo era más su hijo Don Rosendo), es un personaje reconocido por varias generaciones y que con el paso del tiempo ha acabado por incorporarse al acervo cultural español. "El personaje se implantó profundamente en el imaginario del lector, hasta el punto que las famosas "batallitas" del abuelo aún son recordadas", reconoce el editor De Cos. "Es una mezcla entre su padre y el padre de su mujer. Su suegro también era un poco brasas", concluye el hijo de Vázquez.

sábado, 12 de febrero de 2011

Bone, de Jeff Smith



NA NOSA BIBLIOTECA
Bone é un cómic de aventuras fantástiscas cheas de humor. Protagonizado por tres curmáns da raza do ‘bone’: Fone (cariñoso e sensato); Phone (un trasno que só pensa en gañar diñeiro fácil) e Smiley (un personaxe entrañable e surrealista). Os tres foron expulsados da súa comunidade por culpa dos trapicheos de Phoney, e van parar a un val cheo de humanos, animais que falan e dragóns misteriosos. As ‘mostrorratas’, unha raza terrible e bruta, ameazan aos bones, pero contan coa axuda dunha particular avoa e da súa fermosa neta, da que Fone está perdidamente namorado.
Os nove tomos da serie publicados por Astiberri, comezada a publicar por Jeff Smith en 1991 en EE UU obtendo numerosos e prestixiosos premios, relatan as fabulosas e épicas aventuras que viven os curmáns, ao tempo que descubren os moitos secretos que agocha o val.
Na Biblioteca temos os dous primeiros tomos, agardando que alguén máis se enganche para seguir a serie. Eu lin o segundo e encantoume, divertido, suxerente e fermoso, é unha banda deseñada que todo o mundo pode desfrutar, pequenos e maiores. Un debuxo e unhas cores claros, limpos refrescantes, e unha historia brillante, chea de diálogos intelixentes. Xenial!
Aquí podes descargar o primeiro capítulo:


Xbox 360 | PlayStation 3 | Nintendo Wii | PC Games